El pasado mes de abril fui invitada por la Asociación Pacto e Igualdad para participar como ponente durante una jornada por la Custodia Compartida que se celebró en Madrid. Por mi experiencia como psicóloga forense en el ámbito privado estoy muy acostumbrada a trabajar en casos en lo que la custodia unilateral se otorga a la mujer por el simple hecho de serlo, sin tener en cuenta todos los factores que podrían hacer más idónea la custodia paterna. En esa lucha, la de la igualdad a la hora de otorgar la custodia, están muchos hombres que tengo el placer de conocer. Existen multitud de asociaciones que abogan por la custodia compartida, o por dicha igualdad de oportunidades en la custodia unilateral. Todas las asociaciones que conozco apoyan a esos hombres que, debido al modelo existente en este país, han perdido el contacto, o gran parte de él, con sus hijos.

Sin embargo también existe una minoría de mujeres que perdieron la custodia de sus hijos en procesos de divorcio contencioso. De esa minoría pretendo escribir hoy.

En nuestra historia reciente, las causas que hacían dirimir la custodia de los menores en caso de separación o divorcio han variado mucho. En el pasado existía el concepto de culpabilidad como causa de ruptura de un matrimonio. Es decir, al menos uno de los cónyuges era el culpable de esa disolución. Los hijos quedaban a cargo del cónyuge no culpable y el otro no tenía derecho a visitarles, independientemente de que fuese hombre o mujer. El culpable solo recuperaba a sus hijos en caso de fallecimiento del progenitor custodio.

Más tarde, cuando se elimina el concepto de culpabilidad, se comienza a buscar el mejor interés del menor, concepto que, teóricamente, prima en la actualidad.

En España, tradicionalmente la custodia siempre ha recaído en la mujer, incluso en la actualidad. Sin embargo las cosas están cambiando y cada vez se ven más casos de custodia unilateral por parte del padre. No es lo común, pero también ocurre.

Seguramente EE.UU es uno de los países dónde la mujer se encuentra más integrada en la vida profesional y los roles femeninos están más diluidos. Por ello no es extraño que las mujeres salgan de casa para trabajar mientras los hombres se ocupan del cuidado de los hijos y las tareas del hogar. En España esto es algo prácticamente impensable. De hecho, hay más de dos millones de mujeres en EE.UU. que no ostentan la custodia de sus hijos y nadie se escandaliza por ello. En nuestro país sí.

¿Cuáles son los motivos por los que  una madre pierde la custodia de sus hijos en España?

 

En un país como el nuestro, donde los roles aún están muy definidos, al lanzar esta pregunta al aire normalmente se obtienen el siguiente tipo de respuestas*:

  • Nunca le dan la respuesta al padre, al menos que la madre tenga incapacidad moral o física para criarlo.
  • Una madre puede perder los derechos de su hijo si no tiene trabajo para mantenerlo, si es drogadicta, si lo deja solo en casa sin el cuidado de un adulto, si lo golpea.
  • Si el niño no está bien atendido y su salud o su vida no están garantizados así como su educación… esto puede servir de argumento para que te retiren la custodia del menor.
  • Es difícil que una madre pierda la custodia de un niño, solo en casos extremos de pérdida de facultades físicas o mentales, mala conducta comprobada.
  • La única manera por la que te pueden quitar a tus hijos legalmente es: por maltratar a tu hijo, que seas drogadicta o tengas algún vicio, que seas prostituta y hay prostitutas que tienen a sus hijos por lo que no es un argumento válido legalmente.
  • Para que te quiten la custodia el juez deberá comprobar que la madre no lleva una vida digna en todos los sentidos para criar al niño y por supuesto no le podrá dar una buena educación ni cuidarlo físicamente.

Así que claramente, según la inmensa mayoría de la sociedad, las mujeres  pierden la custodia por estos motivos: drogodependencias, prostitución en algunas ocasiones, maltrato, trastornos mentales graves o conducta inmoral.

Este pensamiento social es tan pobre como el pensar que un hombre siempre pierde la custodia por ser un maltratador.

Lo cierto es que la mayoría de las veces tanto hombres como mujeres están sumergidos en un conflicto judicial en el que lo más complicado, por su propia naturaleza, es mostrar la mejor cara de cada uno. El miedo a perder lo que más se quiere, que son los niños, la dureza del proceso, que genera ansiedad, tristeza, duelo muchas veces hace que la impresión que el equipo social del juzgado se lleva en la escasa hora en la que evalúa a una familia esté muy sesgado.

Es cierto que normalmente la mujer es la que resulta beneficiada pero no siempre es así, y no tiene que haber un motivo realmente objetivo para perder la custodia de los hijos.

Consecuencias para la mujer de la pérdida de custodia

Desde niñas, las mujeres somos educadas para llevar a cabo un rol determinado en la sociedad, el de madres. Jugamos a las casitas, a las comiditas y a las mamás. Se espera de nosotras que, llegado el caso, seamos buenas esposas y buenas madres. Cuando llega el divorcio, el sentimiento de fracaso en lo primero es brutal, “no he sido capaz de ser una buena esposa, pero aún soy madre, soy una buena madre”.

Además, la mujer acude al proceso judicial con la idea de que jamás le van a quitar la custodia de sus hijos, sobre todo si no cumple con los criterios que comenté anteriormente (no se droga, no bebe, no tiene una enfermedad mental incapacitante…). Así que cuando, a pesar de ello, pierde la custodia tiene que enfrentarse a un gran shock psicológico:

  • Aparecen sentimientos de culpabilidad, ya que ha fallado completamente en el rol que la sociedad ha impuesto para ella, pasa de ser madre a tiempo completo, a ser madre durante cuatro días al mes.
  • También, tiene sentimientos de pérdida, no puede convivir con su hijo día a día, y se encuentra con un niño que cambia cada dos semanas, que duro es para una madre ser consciente que en estas dos semanas su hijo ha dado un estirón y se da cuenta como si de un familiar de segundo grado o un amigo se tratase.

Estos sentimientos son comunes a hombres y mujeres que no ostentan la custodia de sus hijos.

  • Sin embargo, hay otro sentimiento, propio y único de las mujeres que no tienen la custodia y que no ocurre en los hombres que es la estigmatización social: La mujer es vista como un bicho raro, pues, como decíamos es poco común que ellas no ostenten la custodia de sus hijos, y más si son pequeños. De la mujer tiende a pensarse “¿qué habrá hecho para que le quiten a sus hijos”? porque para quien no sabe cómo funciona el sistema, algo muy, muy grave debe de haber hecho. Así que la mujer se pasa la vida justificándose, o simplemente, manteniéndolo en secreto mientras puede.

El mensaje que quise dejar con mi ponencia y ahora con el artículo que la recoge es que, al igual que no puede calificarse de maltratador a un hombre solo porque sea objeto de denuncias infundadas en la guerra del divorcio, no podemos calificar a una mujer con los peores calificativos por no ostentar la custodia de sus hijos. Lo que hay que esperar de esta sociedad es que realmente se beneficie al menor, fomentando la custodia compartida, pero si por lo que sea tiene que darse una custodia monoparental, el progenitor no custodio no debe ser juzgado ni estigmatizado por ello.

Cuando dejemos de hablar de hombres y mujeres, cuando dejemos de establecer roles sociales arcaicos, y dejemos de prejuzgar las circunstancias de cada uno de ellos, y cuando por fin consigamos que nuestros niños disfruten de su padre y de su madre,  solo entonces habremos conseguido la igualdad.

*Respuestas recogidas de foros de internet.